No es la primera vez que lo digo, ni creo que sea la última, pero desde que tengo mi propio blog, aprendo cada día muchas, muchas cosas, algunas de las cuales, me pueden ayudar a saber hacia donde se mueven las tendencias del futuro. Através de Reveries llegó a un post fracamente interesante sobre la competencia en leches de bebés.
En primer lugar, me fascina la especialización a la que el mercado americano ha llegado en el mundo de las leches de bebés, llegando a ofrecer leches orgánicas certificadas por la USDA, es decir la leche debe tener al menos un 95% en peso de ingredientes orgánicos, siendo obtenidos estos sin hormonas de crecimiento, antibióticos, pesticidas o fertilizantes. Quizás este tipo de leches, siguiendo la teoría de The Long Tail de
El segundo punto que me ha aportado el post, es la incoherencia a la que una marca puede llegar. Es de suponer, que cuando una madre, con la recomendación de su pediatra, ha elegido una leche orgánica, es porque realmente está interesada en la calidad de cada uno de los componentes que esa madre le está aportando a su hijo- sabéis que mi posición es que lo mejor es la leche materna– por eso me sorprende tanto que una leche como Similac Organic, tenga en su fórmula Sacarosa, ya que no es coherente, ya que ¿dejarían esas madres que sus niños comiesen caramelos? Me imagino que no…sin embargo a ellos por el momento les está saliendo bien la jugada, ya que en el primer año de su comercialización han alcanzado un cuota del mercado de 36%. Otro aspecto importante, sobre la presencia de sacarosa, es que existen estudios que demuestran que al aumentar la dulzura las cantidades que consumen los bebés podrían ser excesivas, lo que aumentaría su riesgo, de ser obeso en el futuro…