Antes de que saliesen al mercado los antidepresivos del grupo ISRS ( Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina) los antidepresivos existentes eran los antidepresivos tricíclicos, que presentaban efectos adversos como la sequedad de boca, diarreas, dolores estomacales…
En teoría, estos fármacos, disponían de menos efectos adversos, pero tras casi 20 años de comercialización del Prozac, determinados estudios observacionales están empezando a demostrar, que este tipo de medicamentos sí que tienen efectos adversos, que además son mucho más frecuentes de lo que inicialmente se pensaba.
Una de las razones principales para la “ausencia” de estos efectos adversos, es que en los ensayos científicos precomercialización y postcomercialización, no tenían como uno de sus objetivos la evaluación de los efectos adversos sobre la función sexual. Al no ser preguntados al respecto, la gente tampoco lo decía, y al no decirlo no se ponían de manifiesto estos problemas, por eso los efectos secundarios sobre la función sexual, fueron catalogadas como “relativamente” raras. Sin embargo, estudios retrospectivos, en los que se han excluído a los pacientes con disfunción sexual previa, han demostrado que la disminución de la libido, el orgasmo retardado, anaorgasmia , disfunción eréctil o problemas de excitación pueden llegar estar presentes en el 36-70% de los pacientes que se tratan con ISRS.
Los mismos estudios que ponen de manifiesto estos efectos adversos, también demuestran que los efectos secundarios sobre la actividad sexual remiten pese a seguir con el tratamiento en un 5-10% de los pacientes, mientras que para la inmensa mayoría de ellos, 90-95%, estos problemas permanecerán mientras dure el tratamiento.
El efecto de los efectos secundarios adversos de los ISRS tienen consecuencias diferentes en los hombre y en las mujeres. De un estudio de 42 pacientes, el 28% de las mujeres bajo tratamiento de ISRS comunicaron una disminución de la sensibilidad genital, mientras quen un 25% de los hombre pusieron de manifiesto una disminución de la intensidad del orgasmo. Es verdad, que es un estudio muy pequeño, pero dejan claros indicios de que son necesarios más estudios que tenga como objetivo la evaluación de estos efectos adversos.
A la vista de estos resultados, estando inmersos en una sociedad, donde le otorgamos al sexo un papel importante para conseguir la felicidad, uno se pregunta si un fármaco que disminuye la función sexual del paciente, puede realmente ayudar a superar la depresión.
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